Me guiare por el idioma inglés para delimitar la
adolescencia, entiendo así que esta etapa de la vida comienza a los 13 y
termina a los 19. 6 años de profundo cambio que en mi vida equivalen a los
transcurridos de 2004-2010, más o menos el tiempo que pasé en secundaria,
agregando el año que pasé en Finlandia. Viéndolo de esa forma, mi adolescencia
parece bien definida. Y más allá de los amigos, las chicas que me gustaron, y
los buenos recuerdos, uno de los elementos más importantes para fijar esas
memorias en nuestras cabezas es la música.
Marco mi “renacimiento” musical en el año 2007, por lo que
me resulta un tanto más difícil determinar qué escuché los 3 años anteriores a
2007. Parte de mis gustos de la primaria sin duda se habían logrado filtrar,
principalmente a través de Linkin Park, una banda que sigue teniendo un lugar
en mi corazón, en lo que respecta a sus dos primeros discos.
Estos también fueron los años más fuertes en la etapa Black
Metal de mi hermano mayor, años en los que tocó en el circuito underground
nacional y en los que su banda se reunía a practicar acá en la casa. Si bien
nunca tuve una etapa Dimmu Borgir, sí consumía sus tendencias poperas como The
Cure y Depeche Mode; y el despertar rockero en nosotros se dio unos años antes,
allá por el 2003 con el descubrimiento de Metallica, Nirvana y Iron Maiden.
Nunca disfruté de salir a los night clubs, no me gusta el
reggaetón y poco paso la música electrónica más bailable, pero a veces resulta
imposible ignorar canciones como My Humps, Umbrella, Sexy Bitch of Hips Don’t
Lie. A decir verdad, estas son canciones que llegué a escuchar voluntariamente
en algún momento.
Finalmente, a través de Red Hot Chili Peppers, Coldplay y canciones
inamovibles del FM como Creep de Radiohead y Losing My Religion, empecé a
encontrarme camino en la música. Marco, que luego se convertiría en
reggaetonero, me introdujo a Pink Floyd y luego Pitchfork y principalmente Rateyourmusic ya habían “refinado”
mis gustos para finales de mi adolescencia, completando una transición de
bandas favoritas que han ido de Linkin Park a The Smiths, con altos (Pink
Floyd, Iron Maiden) y algunos que podrían considerarse bajos (RHCP, Coldplay).
Lo que me lleva a la playlist que Spotify reveló hace unas
cuantas semanas. “Tu cápsula del tiempo” es una playlist personalizada que se
basa principalmente en el año de nacimiento que seguro ni recuerdas haberle
proporcionado a la plataforma, y creo que también un poco de tu historial de
escuchas para generar un hit and miss que en lo personal, a pesar de agradarme,
siento que no retrata a cabalidad mis años de la adolescencia.
Por ejemplo, la inclusión de Linkin Park parecería
intuitiva, pero a decir verdad no lo es. Tenía 10-12 años cuando más amaba la
banda, así que ya no califica como “adolescencia”. Otras canciones como Hooked on
a Feeling, Lento, Torn o incluso Since U Been Gone han entrado a mis favoritas
ya pasada la adolescencia (algo así como mi tardía fascinación por el emo, que
misteriosamente no aparece en mi capsula del tiempo).
El algoritmo también hizo el intento por variar un poco y
poner música en español, fallando notoriamente. Admito haber escuchado Bacilos,
pero ha de haber sido más o menos al mismo tiempo que Linkin Park, y de ninguna
forma he llegado a tolerar a Fito Paez más allá de dejar Mariposa Teknicolor si
no hay nada más en la radio, o peor aún Mambo No. 5 o Conteo Regresivo. Y
aunque es una canción en inglés, no tengo idea de que es Trapt – Headstrong, o
siquiera de cuál es el nombre de la banda y cuál es el de la canción.
De haber solicitado acceso a mi Last.fm, estoy seguro que
Spotify hubiese hecho un mejor trabajo, al menos en lo que refiere al período
2007-2010. Aun así, digo que la lista me agrada porque tiene varios aciertos.
There Is de Box Car Racers pertenece a la preadolescencia, pero me agrada que
me haga regresar a las noches en que miraba El Zorro, Spider-man y los X-Men en
Fox Kids. Blink-182, Green Day, Red Hot Chili Peppers y System of a Down era
algunas de las bandas favoritas de mis amigos y de mí; amigos con los que he
perdido contacto, y cortes como Last Note, Mr. Brightside y The Man Who Sold
the World que apuntan al camino que seguí al terminar mi adolescencia.
De cualquier manera, he decidido darle una mano a Spotify y
ayudarle a crear una más significativa lista de mi adolescencia, ya que
cualquier intento que carezca de temas del Blue Album o Pinkeron de Weezer y en
su lugar incluya Island in the Sun, no puede llamarse más que errada.
Encuentra tu propia Cápsula del tiempo y comentanos que tanto ha acertado Spotify con tus gustos de adolescencia.