Me parece el momento adecuado para desenpolvar y traducir esta reseña que elaboré para otra página hace un par de meses, dado que recientemente se ha anunciado la reunión de Temple of the Dog tras 25 años de haber salido su único álbum, para poder realizar una gira y conciertos, cosa que no era parte del plan original de la banda. El año pasado los músicos recuperaron el control de las grabaciones del álbum y se espera una reedición con material inédito para el próximo año.
Me atrevo a decir que la
mayoría de personas llegaron al grunge a través de Nirvana. Al menos mi generación “milenial” así lo hizo. Partiendo
de ahí, es fácil llegar a las bandas que los influyeron como Pixies o Husker
Dü, y aún más fácil el terminar escuchando a sus contemporáneos en la escena.
Yo tan solo tenía tres años cuando Kurt Cobain tomó la fatal decisión de acabar
con su vida. No tengo conciencia de ese momento, pero al menos si la tengo del
décimo aniversario de su muerte, con todo y el barato concierto tributo local.
Ahora ya siendo un adulto, viendo hacia atrás en la historia, me es fácil
entender porque Kurt sigue siendo llorado aun hoy en día: él probablemente
sigue siendo el último ícono que la música ha tenido. Sin embargo, si el grunge
tan solo ha sido algo temporal en tu vida, es probable que nunca llegases a
escuchar Mother Love Bone, y si acaso llegaste a saber de este nombre,
probablemente solo fue en un pie de página que hacía referencia a la genealogía
de Pearl Jam. Aquellos a los que el grunge les pegó más fuerte, y aquellos que
vivieron esos años y esa escena, tomando parte activa de su formación, también
cuentan a Andrew Wood entre sus íconos musicales, una pérdida equivalente a la
de Kurt Cobain en el panteón del rock moderno.
Reseñar el único álbum de
estudio que lanzó Mother Love Bone en su corta existencia, será el trabajo de
otro día, sin embargo no se puede comenzar a hablar sobre Temple of the Dog, el
único álbum epónimo de una banda que se forma únicamente para rendirle homenaje
a Andrew Wood. Brevemente diré que Apple no me parece particularmente
llamativo. Podría incluso decir que es inferior a los álbums más mediocres de
Pearl Jam. Una muerte es una muerte, pero personalmente prefiero guardar mis
velitas para víctimas de la drogadicción para Layne Staley.
Temple of the Dog nace en un
momento antes de Pearl Jam, una era Mookie Blaylock antes del lanzamiento de
Ten. Si bien casi todos estos músicos pasarían a formar Pearl Jam, lo que en
realidad encontramos acá es a Mother Love Bone tomando prestado a Chris Cornell
de Soundgarden, para ofrecer diez sentidas canciones dedicadas a la memoria de
Andrew Wood. Comenzando con Say Hello 2 Heaven, Cornell le escribe una carta a
su amigo al más allá. Pero más que una misiva en papel, el álbum funciona como
un mejor tributo para esta alma afligida, sus familiares y sus fans,
especialmente en los inspirados números más “soul” como Call Me a Dog, AllNight Thing o la canción más conocida del álbum, Hunger Strike, el dueto vocal
entre Cornell y un entonces desconocido Eddie Vedder. Por otro lado, acá también
encontramos números un poco más pesados y parecido al sonido de Soundgarden de
aquel entonces, como Pushing Forward Back.
Hoy en día fácilmente
podríamos decir que Temple of the Dog se encuentra separado del legado de Andrew
Wood. Estas 10 canciones pueden ser fácilmente disfrutadas sin tener que llegar
a escuchar a Malfunkshun o Mother Love Bone. Aunque todos los involucrados en
esta grabación estarían en desacuerdo con esta definición, este álbum es
básicamente la colaboración entre Soundgarden y Pearl Jam. Es difícil ver hoy
en día Temple of the Dog como lo que fue en el momento de su creación. Sabiendo
hacia donde fueron los caminos de estos músicos, es difícil pensar que esto fue
creado antes de los álbums “breakthrough” de ambas bandas, y que fue hasta que
estos explotaron que Temple of the Dog comenzó a recibir atención. También
puede que estén más familiarizados con el Cornell circa Superunknown o
Audioslave, pero a principios de los noventa Soundgarden era un monstruo untanto más agresivo.
La muerte de Kurt Cobain puede
que haya puesto a toda una generación a llorar, pero nunca juntó a Cornell y a
Vedder en la misma grabación; nunca produjo nada parecido a Temple of the Dog.