Hace ya varias semanas que prometí dedicaría una reseña al álbum ganador del Mercury Prize a lo mejor de la música alternativa en las Islas Británicas.
Y ya que Everything Everything fueron ignorados en la lista de candidatos, al menos me complació saber que el mejor en la lista, At Least for Now, el debut de Benjamin Clementine, fuese el ganador de la noche. Aun con el premio en su vitrina, Clementine sigue siendo un desconocido de este lado del Atlántico, y a pesar de que hoy es una sensación en Europa, hace poco más de un año era un desconocido, un músico londinense tocando en los buses y parques de París. La vida de Benjamin ha dado varios giros, desde encontrarse en un bus en Francia con Jools Holland, el anfitrión de un talk show a lo Jimmy Fallon, pero Británico. Holland le gustó el potencial del chico y lo llevo a debutar en su programa, donde un descalzo Benjamin Clementine acompañado de un piano, asombró a todos con dos poderosas interpretaciónes.
Los elogios no tardaron en llegar. Momentos después de su exitosa presentación, Clementine se encontró tras bastidores con uno de los otros invitados del programa, quien lo felicitó y lo hizo prometer no dejar el camino de la música. Ese invitado era Paul McCartney. Pronto otros artistas de la talla de Björk o David Byrne se sumarían a su club de fans. No fue de extrañarse que pronto Clementine obtuviese un contrato con el sello Virgin EMI.
La comparación a la que con más frecuencia se apegan los críticos para describir la música de Benjamin Clementine es Nina Simone. Y al ver sus composiciones musicales y la forma que el artista juega con la voz, la aglomeración de palabras que lo obligan a acelerar su paso y dejar la música tratando de alcanzarlo, así como un aura de misterio que cubre la presencia de Clementine hacen de esta una comparación "spot-on". Sin embargo, Clementine atribuye una presentación televisiva de Antony Hegarty interpretando Hope There's Someone allá por el 2004 cuando salió I Am a Bird Now, como uno de los momentos que definieron su sonido. En aquel entonces, Benjamin era un adolescente, y aun no había ocurrido el misterioso conflicto que lo llevo a separarse de su familia y tomar la decisión de volar hacia París con el dinero suficiente para el pasaje, mintiendolé al chofer del autobus al aeropuerto de Gatwick que iba a ver a sus familiares enfermos, cuando en realidad buscaba alejarse de ellos. Se supone que los años que vivió en París no fueron tan malos como se podría esperar, pues el talentoso músico pronto se gradúo de tocar tiempo completo en la calle, a tocar en fiestas y bares. Clementine llevaba dos años de vivir en un motel cuando se encontró con Jool Holland. El mismo Clementine no le gusta tocar estos años de su vida, temiendo que su historia opaque su música, pero esta vive por sí sola.
El último momento (o el primero más bien) que parece haber formado a Clementine fue de niño, cuando una compañera de la escuela llevó un teclado de juguete. Benjamin lo tomó prestado (sin permiso) por esa tarde que recuerda como uno de los días más felices de su vida. Benjamin devolvería el piano al día siguiente y se ganaría una sesión de detención. Benjamin era rebelde en el sentido que se ausentaba de clase, pero lo hacía para irse a refugiar a la biblioteca y sacar libros al azar de las estanterías. Benjamin hoy juega con la idea de sacar un diccionario de varios volúmenes que explique que significan para él las palabras, y en At Least for Now, el álbum debut del artista, queda evidenciada su afición por la poesía, las palabras y los límites del lenguaje.
Hablando propiamente del disco, el sonido se puede definir como un pop sofisticado; el sonido de un artista y compositor con algo que decir y con arreglos musicales competentes para engalanar su mensaje. Y por su puesto, la voz profunda de Clementine que por sí sola no sería tan sorprendente, de no ser por la entrega particular de Clementine quien trae de vuelta el "alma" a la música soul. A través de las 11 canciones aquí incluidas, queda evidenciado que Clementine siente pasión por lo que hace, y que interpretaría sus composiciones con la misma intensidad tanto en los Brit Awards como en la estación del metro en los Campos Elíseos. Los invito a escuchar At Least for Now (no una, sino varias veces) y a estar atentos del futuro de este prometedor artista.
Los elogios no tardaron en llegar. Momentos después de su exitosa presentación, Clementine se encontró tras bastidores con uno de los otros invitados del programa, quien lo felicitó y lo hizo prometer no dejar el camino de la música. Ese invitado era Paul McCartney. Pronto otros artistas de la talla de Björk o David Byrne se sumarían a su club de fans. No fue de extrañarse que pronto Clementine obtuviese un contrato con el sello Virgin EMI.
La comparación a la que con más frecuencia se apegan los críticos para describir la música de Benjamin Clementine es Nina Simone. Y al ver sus composiciones musicales y la forma que el artista juega con la voz, la aglomeración de palabras que lo obligan a acelerar su paso y dejar la música tratando de alcanzarlo, así como un aura de misterio que cubre la presencia de Clementine hacen de esta una comparación "spot-on". Sin embargo, Clementine atribuye una presentación televisiva de Antony Hegarty interpretando Hope There's Someone allá por el 2004 cuando salió I Am a Bird Now, como uno de los momentos que definieron su sonido. En aquel entonces, Benjamin era un adolescente, y aun no había ocurrido el misterioso conflicto que lo llevo a separarse de su familia y tomar la decisión de volar hacia París con el dinero suficiente para el pasaje, mintiendolé al chofer del autobus al aeropuerto de Gatwick que iba a ver a sus familiares enfermos, cuando en realidad buscaba alejarse de ellos. Se supone que los años que vivió en París no fueron tan malos como se podría esperar, pues el talentoso músico pronto se gradúo de tocar tiempo completo en la calle, a tocar en fiestas y bares. Clementine llevaba dos años de vivir en un motel cuando se encontró con Jool Holland. El mismo Clementine no le gusta tocar estos años de su vida, temiendo que su historia opaque su música, pero esta vive por sí sola.
Hablando propiamente del disco, el sonido se puede definir como un pop sofisticado; el sonido de un artista y compositor con algo que decir y con arreglos musicales competentes para engalanar su mensaje. Y por su puesto, la voz profunda de Clementine que por sí sola no sería tan sorprendente, de no ser por la entrega particular de Clementine quien trae de vuelta el "alma" a la música soul. A través de las 11 canciones aquí incluidas, queda evidenciado que Clementine siente pasión por lo que hace, y que interpretaría sus composiciones con la misma intensidad tanto en los Brit Awards como en la estación del metro en los Campos Elíseos. Los invito a escuchar At Least for Now (no una, sino varias veces) y a estar atentos del futuro de este prometedor artista.
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