Cuando
Bowie anuncio en el 2015 un disco que le seguiría a “The Next Day” creo que fui
de los más emocionados, especialmente con la descripción que daba, una
extravagancia de jazz con cantos gregorianos y Bowie cantando liricas
cripticas. A pesar de que “The Next Day” fue una buena entrada al canon del
artista, sentí que Bowie no tomo ningún riesgo y trato de sacar un disco de matices
ya tocados con éxito por el en otras partes de su discografía, pero este nuevo
aporte sonaba como un Bowie inspirado, un Bowie creando un nuevo personaje , un
Bowie con algo que decir.
★ (Blackstar) inicia con la canción del mismo
nombre y primer sencillo de la producción, arranca con una breve introducción a
base de cuerdas y luego da lugar a una pista de redoble inspirada en el trip
hop británico, mientras Bowie entra con
su distintivo barítono cantando que “en el día de la ejecución las mujeres tienen
que arrodillarse y sonreír” con cantos gregorianos al fondo mientras un saxofón
y trompeta se entremezclan después de cada verso. La verdad esta combinación
suena terrible pero Bowie es Bowie y acá lo podemos ver pavoneándose, dándose
gusto, inspirado, como en una especie de trance, tratando de exorcizar algo con
esta música y justo a la mitad toda la banda baja la intensidad y sale el
demonio que conjuraba Bowie a relucir. La voz de Bowie toma el mando y canta “Algo
paso en el día que murió, su espíritu salto un metro y se hizo a un lado.
Alguien más tomo su lugar y grito soy una Estrella Negra, soy una Estrella
Negra” con una melodía dulce como si fuera el espectador de esta nueva Estrella
Negra naciendo. En el video que hicieron de la canción se aprecia como Bowie
canta con sus ojos vendados y con piedras donde irían sus globos oculares
mientras vemos imágenes de cadáveres de astronautas. Mucho se ha querido
interpretar de estas letras, inclusive aludiendo de que se trata de Isis o
anunciado su inesperada muerte, pero en la coda de la canción todo se torna más
despacio y fúnebre, volviendo a esconder su significado.
La
siguiente canción del disco “’Tis a Pity She Was a Whore”empieza con una
sección de ritmo que no da tregua mientras las trompetas y saxofón le siguen
dando esa atmósfera de estar un club de jazz en el renacimiento de Harlem donde Bowie entra cantando “Luego me pegó como si fuera un hombre, es una pena que
sea una puta”. Esta canción no es nueva y salio en cómo lado B de su sencillo
“Sue (Or In A Season of Crime)” y toma su nombre de la obra de John Ford con el
mismo título. Pero decir que esta canción es la misma que se sacó originalmente
sería un insulto para el cuarteto de jazz, compuesto por el saxofonista Donny McCaslin, tecladista Jason
Lindner, bajista Tim Lefebvre y baterista Mark Guiliana, con el que colaboró Bowie en todo
el disco, ya que la influencia de estos pesa grandemente sobre la pista, convirtiéndola
en una pieza única y una obra de arte mejor lograda de lo que fue en su primera
presentación.
“Lazarus” continúa
el disco y se podría decir que esta es la canción más oscura que ha escrito
Bowie y visita al personaje que interpreto en la película “El Hombre que Cayo a
La Tierra” Thomas Gerome Newton 30 años después de su aparición. La letras de
la canción hablan de como este personaje está herido, dolido y atrapado soñando
en el día en el cual va a regresar a su libertad y en el video apreciamos al
mismo personaje que encarnó Bowie en Blackstar en una cama de hospital
levitando por los aires y otro Bowie más rejuvenecido bailando al salir de un
closet que parece sarcófago. El tiempo
nos ha desvelado que esta canción es sobre los últimos días de Bowie, en una
cama sucumbiendo al cáncer y con tantas drogas para el dolor que ya no puede
contestar su celular, es lo más conmovedor que ha cantado alguna vez un ser
humano.
En medio
del disco tenemos Sue (Or In A Season of Crime) una canción que también ya había
salido con anterioridad como sencillo de su última compilación “Nothing Has
Changed”. Acá también notablemente transformada al punto que es
irreconocible a lo que salió anteriormente. Con un estrepitoso bajo, la batería endemoniada
y una sensación de destrucción inminente, la canción es el equivalente sónico de
muerte por napalm en este disco, sirviendo para limpiarnos el paladar de lo que
escuchamos anteriormente con un sonido muy post-punk. La letra de la canción es también inspirada en la obra de teatro de “’Tis a Pity She Was Whore”, obra que
habla sobre una pareja de hermanos incestuosos, aunque por recientes eventos
uno pensará diferente, especialmente cuando nos dice que ya recibió la rayos x
de la clínica y todo se mira bien.
Para los fanáticos
de “La Naranja Mecanica” se encontraran con la inesperada sorpresa de que en la
canción “Girl Loves Me” parte de las letras están escritas en Nasdat, otra en Polari,
un lenguaje secreto que utilizaban la cultura gay en Inglaterra para
comunicarse, ya que la homosexualidad era ilegal en ese país hasta hace poco, y
otra parte en inglés. Siempre manteniendo la tonalidad de jazz pero se escucha
muy influenciada por artistas como Kendrick Lamar, inclusive el mismo Tony
Visconti productor del disco ha dicho que Bowie estaba muy sorprendido por el
disco de Lamar “To Pimp a Butterfly” y eso inspiró bastante el sonido de jazz
que permea el resto del disco.
Seguimos el
disco con lo que yo creo es la pista, la excelente “Dollar Days”, aunque se
escucha como una canción muy tradicional y básica, la muerte de Bowie le da un
sabor agridulce ya que es la canción donde el repasa su pasado, su presente y
su anhelo por más tiempo en este mundo. Bowie quita la cortina que siempre lo
envela y podemos escuchar por primera vez su secreto más oculto y resguardado,
el de poder morir y regresar, como el mesías musical que siempre imagino. La canción
termina para hacer un seguimiento sin pausa a “I Can’t Give Everything Away”
que inicia con la harmónica de “A New Career in a New Town” del disco “Low”,
una canción que habla sobre empezar de nuevo en un lugar diferente pero acá Bowie
se vuelve a ocultar dejándonos con el resumen perfecto de su carrera “ver más y
sentir menos, decir que no pero querer decir que sí, eso es todo lo que quería
decir, ese es el mensaje que envié, no pude entregarles todo”, mientras la música
conduce con un perfecto ejemplo del dream pop y le pone un punto final a la
carrera de este artista.
Escuché el
disco el día que salió, el cumpleaños de Bowie, antes de que muriera y
el disco me pareció de los mejores que ha sacado en toda su carrera. A pesar de
ser solo 7 canciones podemos ver que tenemos un artista completamente
inspirado, deseoso de sacar una obra que le haga rival a los discos que lo
pusieron en el panteón de la música y me parece que lo logró. Estoy seguro que
en 20 años vamos a ver que ★ estará por lo menos en el top 5 de discos de Bowie. El éxito del álbum no es tanto de que Bowie
quiera reinventarse en un nuevo género y copiarle a la gente que le copia a él,
sino que busca en su pasado y agarra esa brillantez que tuvo en la trilogía de Berlín
y le hace un update para el siglo 21,
tomando influencias ya conocidas como Can, agregándole cosas de
Radiohead y TV on the Radio y mezclándolas con la amalgama de jazz rock de Miles Davis en “Bitches Brew”. Ciertamente habrá
gente cínica que querrá quitarle merito al disco solo porque es visto con los
ojos de nostalgia a causa de la muerte del intérprete y luego habrá gente que
se va a querer montar al vagón de Bowie ensalzando demasiado el álbum sin
escuchar lo que hubo, ambas cosas le restarían merito a esta obra maestra, lo
mejor es escucharlo con mente abierta.
Una verdad
innegable del legado de David Bowie fue que moldeó el siglo XX para que hubiera
una apertura social más grande dándole cabida a gente que no encajaba dentro de
parámetros provistos por la sociedad. Su sombra dentro de la música es grande
y larga, ya que siempre estuvo presente sea como padrino Lou Reed e Iggy Pop,
como rival de Marc Bolan, como amigo de John Lennon y Mick Jagger , como amante
de Can y Neu!, como colaborador de Brian Eno y Queen, asesor de imagen de Duran
Duran y Depeche Mode, idolatrado por Joy Division, inmortalizado por Nirvana y
Flaming Lips, revitalizado por Trent Reznor, pregonado por Bunbury o padre espiritual
de Arcade Fire.
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