De cierta forma he sentido que
este año no he estado tan pendiente como el año anterior con la música. Por una
parte, mi cuenta de Spotify Premium caducó así casi un año y me he visto
limitado a utilizar un mp3 Sony Walkman que había tenido rechazado por varios
años, pero que ha probado ser mucho más confiable que mi veterano iPod Touch (y
por veterano me refiero a 3 o 4 años…). Sin embargo, como todo fan musical, no
he podido dejar de observar algunos de los lanzamientos más importantes de este
año y aquellos lanzados por mis artistas favoritos. Aquí va un intento de ponerlos al día con lo que he escuchado este 2016.
5. Beyoncé – Lemonade
Vamos a empezar por una vuelta a
la derecha del dial y escoger el nuevo álbum sorpresa de Beyoncé como uno de
mis favoritos de este año. Algunos como Víctor opinarán que artistas como
Beyoncé y sus disqueras pagan para que páginas con “enfoques indie” como
Pitchfork o Stereogum le den hype a estos lanzamientos. La obsesión particular
con Beyoncé comenzó desde hace un par de años, y por curiosidad terminé
escuchando 4 y Beyoncé, sus dos lanzamientos anteriores sin sentir mayor
simpatía por ellos, pero algo en Lemonade me parece genuinamente bueno. Por un
lado, han de saber que este funciona como un tipo de “heartbreak álbum”,
aparentemente sobre como Jay-Z le ponía los cuernos a B y como terminan
superando este bajón en su relación. Hay una película que acompaña este (y
también su anterior trabajo), pero no la he visto y realmente no me interesa
mucho. El álbum por si solo funciona, y si Beyoncé quiere obtener “indie cred”,
pues parece estar haciendo un buen trabajo rodeándose de artistas como The
Weeknd (créanlo o no era uno de los artistas indies más prometedores hace 5 años), James Blake y Kendrick Lamar. Vale la pena quitarse los prejuicios y
escuchar este álbum.
Nunca he sido particularmente un
fan de Deftones. Cuando estaba en tercer grado mis artistas favoritos eran Limp
Bizkit y especialmente Linkin Park. Deftones, una banda notablemente más
competente que las dos anteriores combinadas estaba tan solo al cruzar la calle
del buen gusto, pero por alguna razón no cuajó conmigo en aquella era MTV. En los últimos años me he
cruzado con Chino Moreno y su banda repetidas veces, y aunque ya no me
considero poseedor del “teenage angst” que es el núcleo del "appeal" sónico de la banda,
debo aceptar que al escuchar Gore, reviven algunos de esos hilos, aunque sea
por la duración del álbum. Y se siente bien. Crecer apesta.
Este ha sido un año grande para
el hip-hop. Finalmente tuvimos la muy esperada continuación a Yeezus, el
metamórfico séptimo álbum de Kanye West, cuyo tracklist puede estar cambiando
mientras leen esto, y cuyo video para Famous seguirá dando de que hablar los
próximos meses. El disco en sí, a mi parecer, está lejos en calidad en
comparación a sus dos anteriores trabajos. Por otro lado, el rapero del
momento, Kendrick Lamar lanzó la continuación a su fenomenal To Pimp a
Butterfly (considerado como uno de los mejores discos del año pasado por A la
izquierda del dial, entre otras muchas publicaciones). Sin embargo, los discos
que más me han llamado la atención este año son lanzamientos de más bajo
perfil: Malibu, el segundo álbum de Anderson .Paak, y mixtapes como A Good Night at the Ghetto de Kamaiyah y especialmente Coloring Book de Chance the Rapper, cuya presentaciónen Saturday Night Live el año pasado marcó la primera vez que un artista sin
disquera se presentó en el longevo programa. Su anterior mixtape Acid Rap de
2013 me hizo tener expectativa de este nuevo trabajo y el rapero de Chicago
cumple. Como nota curiosa, está bien podría ser la única aparición de JustinBieber en un conteo de lo mejor del año.
Antes de que piensen que este ha
sido un año más allá de un 7/10 (calificación que le otorgué hace un par de
semanas a MSP), déjenme decirles que el disco ha seguido creciendo en mí. Tan
solo días después de decir que el álbum carecía de melodías memorables, pasé
dos días con Identikit atorada en mi cabeza. Veremos en diciembre en qué
posición se encuentra, este que bien podría ser el “swan song” de una de las
bandas más importantes de todos los tiempos.
1. Weezer –
Weezer (The White Album)
Ser fan de Weezer es como ser fan
del Motagua (hoy en día ni puedo considerarme tal, el fútbol nacional y la
basura que lo rodea me provoca mareos), un sentimiento que va casi más allá de
lo racional, y que permanece aún en los momentos más oscuros. Descubrí Weezer
igual que la mayoría de las personas de mi edad, Hash Pipe, Island in the Sun,
allá por el 2001, pero sería años después cuando descubriera sus dos primeros
trabajos que se formaría mi vínculo con Rivers Cuomo. Tanto el Blue Album y
Pinkerton cuentan las desventuras de mi adolescencia y adultez temprana. Quiza
eso es lo que me haya ayudado a seguir pendiente de ellos por todos estos años.
Sin embargo es innegable que la banda sufrió una mejoría significativa luego
del Weezer Cruise que tomaron junto a sus más acérrimos fans (con el dinero
para pagarse el pasaje). Este cambio en mentalidad ha causado que Weezer lance
sus dos mejores álbums desde Pinkerton: Everything Will Alright in the End de
2014 y este, su cuarto álbum epónimo, conocido en esta ocasión como el White
Album, una carta de amor a California, con todos y sus momentos de bufonería,
pero que al menos son acompañados por melodías alegres (en su mayoría) y
pegajosamente entretenidas.
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