martes, 29 de diciembre de 2015

Clásicos a la Izquierda: Sun Kil Moon - Ghosts of the Great Highway


Jetset Records, 2003

Mark Kozelek es un hombre que no sabe medir palabras. Desde sus días como el líder de la mítica banda de slowcore, Red House Painters, donde sus letras espeluznantemente personales detallaban sus batallas contra las sustancias, la depresión y los traumas familiares, hasta el día de hoy cuando sus exabruptos contra miembros de su audiencia y de otras bandas causan sensación en la prensa que cubre los circuitos de música independiente (por no decir nada del contenido lírico de sus últimos álbumes donde ha redefinido lo que significa ser “confesional”) la discreción nunca ha sido uno de los fuertes de este locuaz cantautor. Lo curioso es que el mejor disco de la tortuosa carrera de este bocazas es el que posiblemente menos enfoque ponga sobre su verbosidad y más sobre el otro fuerte de Kozelek: su destreza con la guitarra tanto acústica como eléctrica.


No es por decir que la lírica de “Ghosts of the Great Highway” sufra en comparación a las demás obras de Kozelek; en el encontraremos todo desde elaboradas narrativas ficticias (con giro y referencias eruditas al boxeo y todo) como “Glenn Tipton”, hasta afectivas canciones de amor como el ciclo de canciones que ocupa la mitad del disco; solamente que lo que más impresión causa en este escucha es la dimensión musical de este LP, la cual sobra decir es sublime hasta el punto que le vale ser colocado entre los mejores discos de su década.

Comencemos por la producción, la cual parece hacer para la guitarra acústica lo que Kevin Shields hizo para la guitarra eléctrica en su trabajo con su banda My Bloody Valentine, captando un denso entramado de arpegiatura tanto acústica como eléctrica con efectos como distorsión y delay leves, todo esto muchas veces en afinaciones alternas con tal nivel de detalle y separación que nunca se pierden de vista los componentes individuales; hasta la multitud de instrumentos foráneos (lira, cuartetos de cuerdas, sintetizadores) que son integrados orgánicamente en las canciones, “Ghosts of the Great Highway” representa un festín auditivo para el escucha, con tonos orgánicos y arreglos complejos capturados con fidelidad audiófila.


Instrumentalmente, a pesar de que Mark Kozelek no había logrado aún la sofisticación técnica que lograría posteriormente al estudiar guitarra clásica, me aventuraría a decir que aún así este álbum representa la mejor síntesis entre su estilo de guitarra folk rasgada con dedo y su trabajo en la eléctrica, el último de los cuales parece tomar el estilo sucio y distorsionado que hizo tan famoso a Neil Young y actualizarlo para el siglo XXI; esto queda plasmado de mejor forma en la canción más larga del disco, la épica “Duk Koo Kim”, la cual logra englobar las preocupaciones del disco tanto líricas (el boxeo y las relaciones sentimentales) como musicales (acústica vs eléctrica) a la vez que crea su propio género musical, una especie de folk confesional con tintes de shoegaze en las distorsiones con una parte media-y una duración- que recuerda al malogrado género del rock progresivo.

Kozelek solo ha realizado un álbum más con estas características, el casi igualmente magistral “April” del 2007; en gran parte abandonaría la guitarra eléctrica para enfocarse casi exclusivamente en la acústica, siendo su disco “Universal Themes” el único donde ha empleado el instrumento desde aquel entonces, aun así siendo el estilo radicalmente distinto a las épicas guitarreadas que le valieron su reputación-cabe decirlo- desde los años postreros de Red House Painters. No me corresponde decir que el deseo de dejar atrás el lastre que significaba el nombre “Red House Painters” lo haya empujado a tomar esta decisión artística, solo espero que los reportes provenientes de voces torvas que atribuyen la locuacidad, el alza en lo prolífico  y la beligerancia sobre el escenario recientes de este personaje a una enfermedad terminal no divulgada sean falsos y Kozelek decida un día de estos regalarnos, una vez más, un épico al estilo de “Ghosts of the Great Highway”.




viernes, 18 de diciembre de 2015

Reseña: Benjamin Clementine - At Least for Now

Benjamin Clementine - At Least for Now
Hace ya varias semanas que prometí dedicaría una reseña al álbum ganador del Mercury Prize a lo mejor de la música alternativa en las Islas Británicas.

Y ya que Everything Everything fueron ignorados en la lista de candidatos, al menos me complació saber que el mejor en la lista, At Least for Now, el debut de Benjamin Clementine, fuese el ganador de la noche. Aun con el premio en su vitrina, Clementine sigue siendo un desconocido de este lado del Atlántico, y a pesar de que hoy es una sensación en Europa, hace poco más de un año era un desconocido, un músico londinense tocando en los buses y parques de París. La vida de Benjamin ha dado varios giros, desde encontrarse en un bus en Francia con Jools Holland, el anfitrión de un talk show a lo Jimmy Fallon, pero Británico. Holland le gustó el potencial del chico y lo llevo a debutar en su programa, donde un descalzo Benjamin Clementine acompañado de un piano, asombró a todos con dos poderosas interpretaciónes.


Los elogios no tardaron en llegar. Momentos después de su exitosa presentación, Clementine se encontró tras bastidores con uno de los otros invitados del programa, quien lo felicitó y lo hizo prometer no dejar el camino de la música. Ese invitado era Paul McCartney. Pronto otros artistas de la talla de Björk o David Byrne se sumarían a su club de fans. No fue de extrañarse que pronto Clementine obtuviese un contrato con el sello Virgin EMI.

La comparación a la que con más frecuencia se apegan los críticos para describir la música de Benjamin Clementine es Nina Simone. Y al ver sus composiciones musicales y la forma que el artista juega con la voz, la aglomeración de palabras que lo obligan a acelerar su paso y dejar la música tratando de alcanzarlo, así como un aura de misterio que cubre la presencia de Clementine hacen de esta una comparación "spot-on". Sin embargo, Clementine atribuye una presentación televisiva de Antony Hegarty interpretando Hope There's Someone allá por el 2004 cuando salió I Am a Bird Now, como uno de los momentos que definieron su sonido. En aquel entonces, Benjamin era un adolescente, y aun no había ocurrido el misterioso conflicto que lo llevo a separarse de su familia y tomar la decisión de volar hacia París con el dinero suficiente para el pasaje, mintiendolé al chofer del autobus al aeropuerto de Gatwick que iba a ver a sus familiares enfermos, cuando en realidad buscaba alejarse de ellos. Se supone que los años que vivió en París no fueron tan malos como se podría esperar, pues el talentoso músico pronto se gradúo de tocar tiempo completo en la calle, a tocar en fiestas y bares. Clementine llevaba dos años de vivir en un motel cuando se encontró con Jool Holland. El mismo Clementine no le gusta tocar estos años de su vida, temiendo que su historia opaque su música, pero esta vive por sí sola.


El último momento (o el primero más bien) que parece haber formado a Clementine fue de niño, cuando una compañera de la escuela llevó un teclado de juguete. Benjamin lo tomó prestado (sin permiso) por esa tarde que recuerda como uno de los días más felices de su vida. Benjamin devolvería el piano al día siguiente y se ganaría una sesión de detención. Benjamin era rebelde en el sentido que se ausentaba de clase, pero lo hacía para irse a refugiar a la biblioteca y sacar libros al azar de las estanterías. Benjamin hoy juega con la idea de sacar un diccionario de varios volúmenes que explique que significan para él las palabras, y en At Least for Now, el álbum debut del artista, queda evidenciada su afición por la poesía, las palabras y los límites del lenguaje.

Hablando propiamente del disco, el sonido se puede definir como un pop sofisticado; el sonido de un artista y compositor con algo que decir y con arreglos musicales competentes para engalanar su mensaje. Y por su puesto, la voz profunda de Clementine que por sí sola no sería tan sorprendente, de no ser por la entrega particular de Clementine quien trae de vuelta el "alma" a la música soul. A través de las 11 canciones aquí incluidas, queda evidenciado que Clementine siente pasión por lo que hace, y que interpretaría sus composiciones con la misma intensidad tanto en los Brit Awards como en la estación del metro en los Campos Elíseos. Los invito a escuchar At Least for Now (no una, sino varias veces) y a estar atentos del futuro de este prometedor artista.

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Barbacoa, Las Masacres, Los Zeta, La Bestia, Los Sirios y Las Fronteras



Este fin de semana me invito un amigo a una barbacoa donde el plato principal iban a ser varias chuletas y tajadas de plato estilo "costa norte" acompañada de cerveza para poder hacer una muy prudente digestión. Dicho evento iba a ser realizado en un lindo complejo de apartamento que aun continua en construcción pero se avisora que será un lugar muy cómodo para vivir en un lugar donde la crueldad de la vida se ve diariamente.

Al llegar al lugar donde nos cito nuestro anfitrión, solo se encontraba el y una persona que el describió como su mano derecha, y que para fines de este escrito se llamara "Mauricio Babilonia". Mauricio Babilonia era el encargado de sazonar nuestras chuletas y preparar las tajadas, nos comento que hace poco el tenia un negocio informal donde vendía estos mismos alimentos y que había alcanzado un buen grado de ingresos, hasta que un oscuro socio lo traiciono y pues tuvo que acabar su negocio. Claro que al momento de hablar de negocios tuvimos que entrar al tema sobre la practica del cobro de impuesto de guerra que suceden en estas honduras, y como tenia que pagar parte de sus ganancias para que las bandas antisociales que lo cobraban no fueran a hacerle algo y todos ahí presente acordamos de que nadie quería terminar como las víctimas de las masacres que suscitaron en todo el territorio nacional.

Lo que mas nos llamo la atención de las masacres que ocurrieron a nivel nacional y de los acontecimientos violentos a nivel nacional, es que mucho de los capturados como culpables de estos eventos eran adjudicados a miembros de la Pandilla 18.  Es bien sabido que dentro de nuestro país operan varias maras o pandillas, como ser la Mara Salvatrucha (MS), la Pandilla 18, el Combo Que No Se Deja, Los Chirizos, Los Benjamins, Los Grillos, entre otras, pero últimamente los periódicos solo registran capturas de un grupo delictivo.  Yo hice la hipótesis que probablemente se debía a que la MS tenia protección por parte de los famosos Zeta, ya que había leído en alguna lado que esta mara era contratado por carteles para distribuir su producto y proteger el territorio adquirido.

A este comentario mi anfitrión se volteo hacia mi y me dijo, "Ni le hables de los Zeta a Mauricio Babilonia", y luego se voltea a ver a Mauricio Babilonia, y el mira a sus zapatos, luego mira a sus chuletas y con su frente cubierta de sudor, contesta "Los Zeta me tuvieron secuestrado 22 días sin comer," dijo mientras le daba vuelta al pedazo de carne que ya le tocaba ser asado por el otro lado.

Mauricio Babilonia continua su relato diciendo que el decidió irse de "mojado" a los Estados Unidos de America por su cuenta, sin utilizar ayuda de ningún coyote y que se arrepiente de haberlo hecho de esa manera, pero que volvería a hacerlo. Nos dice que primero cruza la frontera con Guatemala de manera legal y posteriormente tiene que abordar una lanchita para llegar a Arriaga, Chiapas donde inicia su infortunada peregrinación sobre el afamado tren "La Bestia", es en este momento en el cual Mauricio Babilonia dice que se sintió verdaderamente solo.

Montado encima de La Bestia, Mauricio Babilonia, afirma que los conductores de los trenes eran Zetas y que pasaban cuando pasaban por los túneles trataban de quemar la mayor cantidad de combustible posible para aumentar la cantidad de humo producido y de esta manera asfixiar a los pasajeros ubicados en el techo. Que pasaban por áreas boscosas y que se tenia que agachar para evitar que las ramas de los arboles le pegaran y que lo botaran del tren, "Una de las ramas boto a un salvadoreño que viajaba conmigo, alcance a ver como el tren le cortaba las piernas" comento absorto en su pensamiento. "Yo viajaba solo, pero habían personas que viajaban en pareja. La mayoría de las mujeres eran violadas, o por lo menos se dejaban que Los Coyotes las intimidaran, y a cambio de los favores sexuales les prometían protección y alimentación, solo recuerdo una mujer guatemalteca que se negó y a pura fuerza de voluntad no le paso nada," relataba Mauricio Babilonia con pesadez en su voz, "pero recuerdo a esta pareja de salvadoreños que estaban ahí con nosotros, a la mujer la violaron todos los coyotes pero le daban alimento y la cuidaban, su familia había pagado su pasaje para trasladarla pero al hombre no, y a el recuerdo que al hombre le metieron una botella en el culo y lo vestían de mujer para que les bailara a los coyotes.".

Cuenta que cuando por fin llego a su destino cerca de la frontera de EEUU y Mexico, lo agarraron los Zeta, que habían sido notificado por los coyotes que el no había pagado pasaje. Mauricio Babilonia dice lo tenían en un lugar oscuro, sin agua y sin comida, donde lo obligaban a fumar marijuana, cosa que empeoraba mas su hambre y sed, para salir de esto tenia que pagar $6,000.00! Sus secuestradores le daban un teléfono cuyo origen de salida era enmascarado para la persona recibía la llamada, y aparecía como si la llamada fue realizada dentro de Texas. Sus familiares dieron el dinero a un contacto dentro de Honduras y consecuentemente le otorgaron su libertad, pero mas importante, su pasaje hacia su país de destino.

Dice que logro cruzar el Rio Grande con ayuda del coyote, y pone su primer pie en el país del norte, pero cuando pone el segundo pie ya estaba "La Migra" sobre el. Pasa a ser detenido en una carcel en Texas y trata sin éxito buscar asilo como refugiado debido a la violenta situación del país, logrando pasar a un juzgado que se encarga de eso, pero lamentablemente le dan un defensor publico y mas rápido que un águila calva, es puesto en un avión de regreso al flamante aeropuerto Toncontin.



Hace poco en el país detuvieron a 5 sirios provenientes de Costa Rica con pasaportes Griegos falsos y no pudieron ni poner un pie cuando ya estaba el lánguido brazo de la ley hondureña haciendo el mediático arresto. Nuestro presidente se pavoneo con la captura de los 5 sirios, declarando que Honduras era tierra infertil para el terrorismo, pero no escapaban estos sirios de las mismas cosas que escapaba Mauricio Babilonia? No son los miedos de nuestro presidente los mismos miedos que tienen los vecinos del norte de nosotros?

"Pero Tato que tiene que ver todo esto con "A La Izquierda del Dial"? Esto no es un blog político!" se preguntaran nuestros seguidores. Calma estimado publico, entiendo su preocupación, pero hay veces que la música hace eco y sirve de barómetro político, y nadie se ha tomado esta labor tan a pecho como M.I.A., que hace unos días debuto su nuevo sencillo y video llamado "Borders" que saldrá en su nuevo disco Matahdatah, que promete será un proyecto "multi-media/multi-formato". El video dirigido por M.I.A. (o por Maya Arulpragasam) consiste de imagines alusivas a migrantes llegando a fronteras de varios países, viéndose obstruidos por mares y rejas, una de las peculiaridades del video es que los migrantes que salen son solo hombres. La canción tiene un sonido mas apagado y solemne que sus grandes éxitos (muchos de ellos también tratando sobre la migración e.g. "Paper Planes", "Born Free") y sus letras se estampan una serie de preguntas que cuestionan las comodidades y superficialidades de la vida moderna yuxtapuesto a la sombría experiencia que cursan los migrantes de todo el mundo, especialmente en el verso "Identities (What's up with that?) Your privilege (What's up with that?) Broke people (What's up with that?) Boat people (What's up with that?)". 

Los dejamos con el clip de esta controversial artista M.I.A.-Borders
Tato.





sábado, 28 de noviembre de 2015

Reseña: Everything Everything - Get to Heaven


Se acerca el fin de año, y como cada diciembre toca repasar las docenas de álbums que he acumulado compulsivamente a lo largo de los pasados 12 meses.


(les recomiendo solo escuchar las primeras 11 canciones, el resto son de la versión DELUXE)

La obsesión es tal, que al final de año son muchos los discos que no llego a escuchar enteros siquiera una vez, y muchos más que no son analizados minuciosamente con múltiples reproducciones. Para empeorar las cosas, este año descubrí que Spotify ya está disponible para utilizarse en Honduras (esto sucedió allá por marzo), lo cual se tradujo a poder dar "previews" a discos de calidad incierta sin tener que cargar mi iPod o mi computadora. La situación se volvió algo más crítica durante los tres meses (tristemente ya acabados) en que gocé de Spotify Premium (¡pero basta!, que esto ya parece un anuncio publicitario). No podemos negarlo, este tipo de servicios han cambiado la forma en que consumimos música, a tal punto que este año mi iPod fue reservado casi exclusivamente para podcasts, generalmente escuchados en el tiempo de viaje entre mi casa y la universidad.

Hablo de todo esto previo a comenzar propiamente con la reseña, primero porque Get to Heaven de la banda británica EVERYTHING EVERYTHING cada vez se va consolidando como uno de mis favoritos de este 2015, pero también porque fácilmente pude haber ignorado su existencia, como lo había hecho desde su debut en 2010, de no haber sido por Spotify y su sistema de recomendaciones personalizadas. Everything Everything comenzaron allá por el año 2007, con sus primeros sencillos viendo la luz en 2008 y su debut Man Alive en el 2010. Desde sus comienzos la banda ganó admiradores por su particular estilo ecléctico. "No queríamos sonar como el cliché que esperarían de 4 tipos blancos de Manchester con guitarras" mencionó el bajista Jeremy Pritchard en una entrevista promocional para Man Alive. A medida que su presupuesto se los fue permitiendo (luego de un contrato con el ala británica de Geffen Records), la banda comenzó a agregar sintetizadores y capas de sonidos que llevarían a una injusta y negativa reseña de Pitchfork para su debut. Ian Cohen, uno de los grandes de la página web, destacaría su eclecticismo único, pero agregando que por algo ese sonido no se había intentado antes.

Citando entre sus influencias más importantes a Radiohead, Los Beatles, y al mismo nivel Destiny's Child, el sonido de Everything Everything es difícil de definir. En su momento NME los llamó "los nuevos Picasso del pop", la BBC los describió como "un disturbio en la fábrica de melodías" y como "Timbaland, si hubiese tenido un oído atento a Yes". Pero como los mismos integrantes de la banda admiten, lo que al final une sus distintas influencias que van del jazz al hardcore, es una afición por el buen pop. Siendo así, Pop es el término que mejor define a la banda Mancuriana, pero siendo este género hoy por hoy casi la definición de "genérico" (algo que seguro Víctor aprobaría), Everything Everything se destaca por su originalidad. Hay ciertos aspectos vocales que fácilmente podrían hacerme compararlos con Coldplay, pero escuchando los primeros adelantos del séptimo disco de la banda más famosa, me doy cuenta que hay formas de jugar con los collages sónicos en el pop-rock.

Aparte de su mezcla de sonidos, desde Man Alive la banda se caracterizó por letras distintas, con referencias múltiples a la cultura gamer. Su segundo álbum Arc, lanzado en 2013 es otro disco sólido, pero que no aportaba nada nuevo. Este año con Get to Heaven, la banda demuestra un proceso de maduración tanto en sus letras como en su música. En el primer aspecto, gran parte de las letras de Get to Heaven son sacadas directamente de los cables de noticias del año pasado, por lo que sobresalen las decapitaciones, los aviones desaparecidos y el ébola. En lo musical, el eclecticismo sigue, pero existe un orden lógico dentro del desorden característico.


Me es difícil resaltar algún tema en particular ya que a mis oídos cada uno trae cosas interesantes, aunque aun no compro del todo los momentos en que a Jonathan Higgs le da por querer rapear; me quedo con los falsettos tan odiados por Cohen. Regret es tal vez el mejor ejemplo del sonido de la banda. Una canción que demuestra que Everything Everything es como un Duran Duran "revamped" para el Siglo XXI (en fragmentos de Regret casi pareciese una colaboración con Simon Lebon), el camino que los Taylor y Lebon debieron haber seguido tras dejar su etapa más bailable, encaminandóse al sonido más maduro de The Wedding Album, y mucho antes de que la banda dejase se fuese, en palabras de Neil Young, oxidando en la irrelevancia musical. Spring / Sun / Winter / Dread es una canción existencialista que expande el pensamiento expresado en la línea de Time de Pink Floyd: "The sun is the same in a relative way, but you're older", y No Reptiles es otro momento reflexivo sobre la decadente sociedad británica que Higgs describe"como un niño gordo en un cochecito, que bien podría correr o disparar un arma".

El apocálipsis acecha en este disco, pero esta vez nos iremos bailando a lo Ian Curtis. - Diego

lunes, 23 de noviembre de 2015

Reseña Histórica: Jesu - Heartache/Dethroned

Del Infierno al Bliss Metal

                                                                         

                                                             Hyra Head Records, 2010    

Eran mediados del aciago año del 2002 y Justin K. Broadrick observaba, impotente, como su mundo se derrumbaba frente a sus ojos.



El cantante y guitarrista, líder de la aclamada banda británica Godflesh, pionera del metal industrial, acababa de cancelar una lucrativa gira por los Estados Unidos a última hora. Esto no era un mero capricho sucedáneo; era el resultado final de un prolongado proceso que comenzó en octubre de 2001 cuando Ben Green, bajista, miembro original de Godflesh desde 1988 y compañero vitalicio de armas, lo llamó por teléfono para informarle que dejaba Godflesh. El grupo, constituido esencialmente por un dúo de guitarra y bajo (siendo la percusión manejada la mayoría de las veces por una caja rítmica Alesis) de esta forma llegaba prácticamente a su fin tras 14 años de aterrorizar y electrificar audiencias con su mezcla de los ritmos nihilistas y deshumanizados de Throbbing Gristle y Swans con la pesadez sísmica de los héroes de su Birmingham nativa, Black Sabbath.

Justin diría en una entrevista conducida en el 2015 que después de recibir la llamada “recuerdo literalmente bajar el teléfono y tirarme en el piso del corredor de la casa, llorando como un puto demente”. La ruptura era comparable “al final de un matrimonio”.

                                                                

Aún así, Godflesh existía. Tenía que existir. Acababa de lanzar su sexto LP de estudio, Hymns, y tenía compromisos económicos por cumplir. Justin nunca había sido una persona que se queda de brazos cruzados; desde haber superado sus orígenes en los infames “Council Estates” (los guetos de la clase obrera británica) haciendo música desde los 15 años como uno de los primeros guitarristas de la institución del punk y metal británicos Napalm Death hasta granjearse fama en los 90 como una especie de “hombre renacentista” al balancear múltiples proyectos y colaboraciones musicales en un sinfín de géneros, desde el hip-hop (Techno Animal) pasando por el drum n’ bass (JK Flesh), el noise y el ambient (Final) hasta llegar a lo que eventualmente el mundo conocería como dubstep (The Bug), Broadrick siempre se había mantenido activo; por eso no es de sorprenderse que al solo recibir la fatídica noticia se pusiera en contacto con amigos miembros del grupo de thrash Prong-Ted Parsons y Paul Raven-para improvisar una alineación ad hoc de Godflesh y así hacerle frente a las giras que ya habían sido pactadas por su casa discográfica.

                                                               

Sus esfuerzos no verían reciprocidad en los de los promotores, desafortunadamente. Si bien es cierto que Godflesh nunca fue una banda demasiado exitosa comercialmente, siempre gozó del visto bueno de la crítica y de una fanaticada limitada hasta cierto punto pero leal; en la última gira por Reino Unido que realizarían ni esto tendría. Los promotores los trataron como una banda de segunda categoría, a pesar de gozar ya de 14 años de trayectoria, designándolos como teloneros de bandas con menor experiencia. Pocos seguidores iban a sus espectáculos. A veces solo tocaban una canción, o ninguna. Justin comenzó a beber desmesuradamente, diciendo eventualmente “comencé a beber de la forma más fuerte posible. Era mi único escape.” Esto resultó en una profunda infelicidad, en alienación, para Justin. Comenzó a expresar esta inconformidad, “expresaba mis dudas cuanto podía, pero claramente nunca fue suficiente, lo cual resulto en un puto colapso emocional”.

Todo esto tuvo su culminación el 10 de abril del 2002 cuando Diarmuid Dalton, un amigo personal de Justin, manejó a su casa para recogerlo y llevarlo al aeropuerto donde abordaría un avión que lo llevaría a EEUU donde Godflesh realizaría una gira de 2 meses de duración. En vez de esto, Justin le pediría que lo llevara a su ciudad natal de Birmingham, donde se escondería donde un amigo, con una receta médica para temazepam. En los meses venideros, Justin tuvo que hipotecar su casa y acumular una deuda personal de $ 40.000 en tarjetas de crédito solo para compensar a todas las personas que había defraudado al cancelar la gira. Su pareja eventualmente lo dejaría. Todo parecía indicar que Justin tocaría fondo.

En vez, Justin miró hacia adentro y ahí encontró a Jesu (la banda, no el mesías judeocristiano).

Jesu comenzó como el proyecto solista de Justin K Broadrick. Si bien es cierto que Justin se mantenía ocupado en una multitud de proyectos musicales, Godflesh siempre representó el mástil principal de sus esfuerzos, muchas veces incorporando experimentos salidos de sus demás intereses musicales como el ambient (en los múltiples EPs de remixes), el reggae dub (Love and Hate In Dub) y el drum n’bass (Us and Them), por lo que era claro que el espíritu de Godflesh tenía que seguir de alguna forma; de hecho, “Jesu” era el nombre de la última canción del último disco de Godflesh. Jesu representó esta continuidad, a la vez que inyectaba la influencia una de las pasiones musicales de Justin que solo había encontrado limitada expresión en selectas canciones de la discografía de Godflesh: el indie rock, específicamente, el indie rock en sus vertientes más introspectivas y melancólicas, el shoegaze y el slowcore. Adicional e irónicamente en vista de las circunstancias, supuso la llegada de un sentimiento que siempre había escaseado en la obra musical previa de Justin: la esperanza.

                                                                
Heartache fue el primer lanzamiento de este nuevo proyecto. Lanzado el 30 de agosto del 2004 en una edición limitada por Dry Run Records, la carátula de su edición original iba engalanada por una pegatina que rezaba “Godflesh ha muerto, larga vida a Jesu”. Compuesto por dos canciones de 20 minutos de duración cada una, el lanzamiento se denominó como un EP aunque su duración fuera similar a la de muchos LPs convencionales.

A primera escucha, es difícil ver como Jesu suponía un quiebre con el pasado que Godflesh representaba. Lo primero que escuchamos al pinchar el disco y reproducir la primer canción (“Heartache”) es una serie de acordes disonantes y pesados tocados letárgicamente en guitarras distorsionadas y afinadas de maneras ultra bajas, a lo cual le sigue una sección donde se incorporan la clásica caja rítmica Alesis tocando una cadencia marcial amenazadora y una serie de riffs sencillos de guitarra compuestos por harmónicos y unos cuantos acordes disonantes. Estas secciones representan alguna de la música más pesada de la carrera de JKB. El efecto final evoca una máquina autómata de guerra estrangulando lenta pero inexorablemente todos tus sueños y esperanzas, es decir que suena increíblemente pijudo, pero siempre suena como Godflesh, más específicamente los añorados años primerizos de la banda.

El quiebre con el pasado de Justin comienza hasta el minuto 6, donde de la nada se introduce un motivo musical tocado en lo que parecen ser voces gregorianas sintetizadas, una textura musical siempre lúgubre pero que sirve para matizar y disolver gradualmente la pesadez del pasado hasta el punto en que solo queda un ejército de guitarras electrícas limpias con efectos, la siempre presente caja rítmica, el bajo ya sin distorsión y la voz de Justin, todo ello bañado en cantidades copiosas de reverberación y eco. Justin entona “but really, it’s nothing” y con el fondo musical que le acompaña, aun siendo este menos pesado que lo que le precede, la impresión que da es de un hombre derrotado, drenado de la posibilidad de sentir cualquier emoción. Esto persiste hasta el minuto 14, donde se introduce una serie de acordes de piano, cuales rayos de sol partiendo las nubes, a lo que se une un coro de guitarras pesadas tocando una secuencia ascendente de acordes mayores. Justin repite el mismo verso de la lírica (la cual cabe mencionar, es increíblemente sencilla y no supera los 10 versos durante toda la composición de 20 minutos) pero esta vez evoca emociones distintas; más específicamente las de alguien que ha observado su buena cantidad de negatividad y contratiempos durante su vida pero que decide que estos, a la larga, son literalmente nada en el camino hacia las metas que se ha decidido a alcanzar. Es decir, similares a los de alguien que ha tenido un “breakthrough” terapéutico y que ha logrado reponerse a un evento traumático. Un metalero expresándose de forma positiva sobre los obstáculos que son inevitables en el devenir de una vida humana, curioso, ¿no?

                                                                

Antes de seguir describiendo la siguiente canción solo quiero hacer un apartado para mencionar la conflictiva relación entre el género del heavy metal y los acordes musicales mayores. No gozo de mucho entendimiento teórico musical, así que cualquier lector que (milagrosamente) haya llegado hasta aquí y sea más entendido que yo en la materia es bienvenido a putearme en los comentarios, pero hasta donde yo sé, los acordes y escalas mayores son aquellos que suenan felices, enérgicos, “buena vibra” mientras que los menores son los que evocan sentimientos de tristeza, misterio, ansiedad, “mala vibra”. En vista de esto y la eterna fascinación mórbida (muchos dirían adolescente) del heavy metal con los aspectos negativos de la existencia, los metaleros siempre han buscado los modos musicales menores y disonantes, desde el clásico tritono de Black Sabbath hasta el cromaticisimo violento y extremo que Slayer les heredaría a las hordas oscuras del death y black metal, representando los acordes mayores el refugio de los débiles o vendidos que querían éxito y mujeres a toda costa (*ahem* Bon Jovi). Godflesh, como toda buena banda de metal extremo, siempre se había desenvuelto con estos métodos musicales, así que el hecho que Justin incorporara acordes mayores en su trabajo, en cierta forma representaba un deseo de quebrar con el pasado, y curiosamente tiñe su música de este periodo con la sensación de esperanza que ya les había mencionado.


Esta sensación se manifiesta de forma mucho más temprana en la siguiente canción, “Ruined”. Aquí de entrada tenemos un motivo cíclico y ascendente de acordes de piano similar a los utilizados por bandas contemporáneas (en aquel entonces) de post-rock como Sigur Ros. Es decir, algo similares a las de la canción ganadora del Oscar “Carrozasde Fuego”. Eventualmente el motivo musical se torna agridulce con la introducción de una guitarra acústica ejecutando unas cuantas notas lastimeras y eventualmente regresamos al sumidero de la depresión con una sección donde se ejecuta un sencillo pero ultrapesado riff de guitarra. Las letras parecen evocar esos demonios sarcásticos acuciosos que nos acogen a todos en tiempos de duda y fracaso y que seguramente eran constantes en la cabeza de Justin durante este periodo de su vida. “You won’t find your box of gold here” rezan, enfatizando que en efecto Justin era un metalero pesimista sumido en la deuda y la adicción, no exactamente una monedita de oro para quien decidiera interactuar con él. Esta especie de coro griego cínico interno continua cuando Justin curiosamente comienza a gritar “Right.Wrong.” de forma repetitiva sobre un riff aun más primitivo y sucio que el anterior.  Pareciese que Justin de esta forma sucumbe cobardemente ante sus demonios. El show terminó amigos, no hay nada más que ver excepto un hombre roto gritando de forma (dudo mucho que intencionalmente) chistosa las mismas dos palabras una y otra vez, su mente lisiada encerrada en la eterna y más básica dualidad en las que pueden caer las consecuencias de nuestras acciones…

…hasta que en el momento menos esperado, irrumpe el motivo de piano inicial. El contraste con los riffs pesados que le preceden le dan un aire aún mayor de triunfo y fortaleza del cual podría tener por sí solo, efecto que se multiplica cuando esas mismas guitarras pesadas se unen y tocan un estribillo ultrapesado pero que sirve de contramelodía efectiva y que parece intuir que los demonios que antes le llenaban la cabeza de dudas a Justin ahora lo acompañan en su cabalgata triunfal hacia el atardecer. La canción termina con una serie de melodías post-rock bastante sencillas pero triunfales tocadas en guitarra acústica y sintetizador, como si estuviéramos en una película donde Justin mata al malo y en la escena final se queda viendo el atardecer con la chica.

                                                              

De esta forma concluye el disco, el cual a mi parecer representa la obra culmen del legado musical de JKB. El contraste entre claro y oscuro, la excelencia de la densa producción y las melodías y el énfasis en el minimalismo tanto lírico como musical que JKB heredaba de su eclecticismo musical el cual tiene el efecto de que puede decir mucho más con unas cuantas palabras y notas sencillas (contrastar con la masturbación musical tipo “miren puedo tocar 100.000 notas por minuto en mi instrumento sin ver y con los dientes” que caracteriza a mucho heavy metal…eso no tiene nada de malo eso si) posiciona a esta época de Jesu como una forma más adulta y emocionalmente compleja y envolvente de ver los tropos y significantes de la música pesada.

En cuanto a la historia de JKB, Jesu persistiría y bañaría en gloria a Justin ya que se enmarcó perfectamente como estrella guía del movimiento del post-metal, el cual fue conformado por músicos seguidores de las innovaciones que grupos como Godflesh y Neurosis hicieron en los 90s, aunque a mi parecer ese juego entre claro y oscuro que le caracterizaba en el inicio se iría perdiendo gradualmente, siendo conservado solamente en el LP epónimo de finales del 2004 (Jesu), con el resto de la obra del grupo asemejando música shoegazer con guitarras ultra pesadas y ritmos electrónicos e industriales. Excelente música shoegazer pero no tan interesante como lo que le precedió. Curiosamente, Godflesh se reformó en el 2009 y tras unos cuantos años de tocar sus clásicos en festivales de música extrema y alternativa de todo el mundo grabó una serie de lanzamientos excelentes que retornan a la brutalidad de sus primeros años. En fin, Justin si ha tenido el final feliz que describía unos párrafos atrás, y en cierta forma tengo la certeza que de no ser por la catarsis que plasmó en Heartache esto no sería así.

PD: en el 2010 la eventual casa discográfica de Jesu, Hydra Head Records, relanzaría una reedición de Heartache donde lo emparejaba con un EP grabado contemporáneamente pero que permaneció sin lanzarse hasta ese momento de nombre Dethroned. Esta edición representa un excelente punto de partida para cualquier persona interesada en entrar al mundo musical de Justin K Broadrick, ya que una mitad de las canciones de Dethroned es similar a Godflesh y la otra al shoegazer de Jesu; además de que esas canciones no duran 20 minutos como las de Heartache . Ojo, solo lo menciono porque es la eterna lloreta de mis compañeros de "A la Izquierda del Dial", estoy seguro que la suya no es, queridos lectores :P 


                                                                                                                              -Víctor

jueves, 19 de noviembre de 2015

Los nominados al Mercury Prize 2015


Si llevan escuchando el programa desde hace ya varios meses habrán escuchado que de vez en cuando hago mención al "Mercury Prize", el cual es un premio que entrega cada año desde 1992 la industria fonográfica Británica al mejor disco del Reino Unido y que busca ser la contraparte "alternativa" a los BRIT Awards. Entre sus ganadores en años pasados se encuentran artistas consagrados como Portishead, Suede y PJ Harvey, siendo esta última el único artista en haber ganado 2 premios (en 2001 por Stories from the City, Stories from the Sea y más recientemente en 2011 por Let England Shake). Sin embargo, nunca se puede quedar bien con todos, y algunos no perdonan que Radiohead empate con Polly Jean en nominaciones, pero que estos nunca se han llevado el premio. Y si bien es cierto que han tenido el atino de darle el premio a los debuts de artistas como Arctic Monkeys, Suede o Portishead, previendo lo populares y respetados que se volverían, a veces también han fallado con artistas que ni con este empujón lograron salir musicalmente de la isla (desconozco si artistas como Ms. Dynamite, Badly Drawn Boy o Speech Debelle tendrán fanaticadas dentro del Reino Unido).

De haber pensado en hacer esta entry con anterioridad, les habría dado una entrega minuciosa e individual de cada uno de los albums que llegaron a la shortlist, sin embargo, dado que la premiación es mañana viernes 20 de noviembre, daré unos blurbs rápidos de cada disco (la mitad de los cuales he de admitir no he escuchado), daré mi favorito y el disco que me extraña no ver nominado, y en un post futuro haré una reseña minuciosa del disco que sea escogido en la gala que se anuncie mañana en el canal BBC4.

Los nominados en orden alfabético son:

Aphex Twin - Syro

Aphex Twin - Syro

Richard D. James el genio detrás de alguna de la música electrónica más innovadora e influyente de la década del noventa, regreso con Syro a finales del año pasado, un álbum que marcaba su primer lanzamiento como Aphex Twins en 13 años. La promoción del disco fue igual de inusual como su música, anunciándose primeramente a través del lado oscuro de la web, normalmente reservado para actividades ilícitas. Con nombres de canciones como minipops 67[120.2] Syro es sin duda un álbum difícil de acceder, pero que termina recompensando al oyente.



Benjamin Clementine - At Least for Now

Benjamin Clementine - At Least for Now

Al parecer los discos que sí he escuchado están al principio, y a decir verdad, el debut de Benjamin Clementine se planta como uno de mis favoritos para ganar el Mercury Prize, y más importante aún, para quedar dentro del top 5 (¿o será top 10?) que prepara cada uno de los escritores de A la izquierda del dial. Alabado por luminarias como Björk, David Byrne y el mismo Paul McCartney, quien lo llamó "el futuro sonido de Londres", Clementine nos presenta un disco que encuentra el difícil balance entre el appeal comercial y lo artisticamente venerable.



C Duncan - Architect

C Duncan - Architect

Acá si ya comenzamos con terreno virgen a mis oídos, pero a juzgar por sus sencillos "Say" y "For", Christopher Duncan es casi un dream pop, pero más tirado al sonido acústico montañés popularizado luego de que Bon Iver, Bon Iver ganase el Grammy a mejor álbum alternativo en 2012.


ESKA - Eska

ESKA - ESKA

 Esta artista nacida en Zimbabwe es otra de las sorpresas de la "lista corta" de nominados. Su debut epónimo nos presenta una interesante propuesta que mezcla la música soul, jazz, reggae y folk con el appeal de un artista pop con un amplio futuro.



Florence + the Machine - How Big, How Blue, How Beaitiful

Florence + The Machine - How Big, How Blue, How Beautiful

Florence Welch y su banda han vivido una transición interesante desde su anterior nominación por su debut Lungs en 2009. En aquel entonces eran una banda casi desconocida pero rápidamente Welch pasó a convertirse en una estrella internacional. Este año he de decir que How Big, How Blue, How Beautiful me tomó por sorpresa por su trabajado sonido repleto de ideas interesantes.



Gaz Coombes - Matador

Gaz Coombes - Matador

Tras la disolución de su banda noventera Supergrass luego de 17 años juntos, Gaz Coombes el vocalista de dicha agrupación optó por seguir su carrera como solista. Matador, su segundo trabajo individual continúa la línea marcada por el Brit Pop hace más de 25 años. Si son fans de ese sonido y les molesta no ver a Blur ni a Noel Gallagher entre los nominados, acá tienen su caballo favorito para la premiación de mañana



Ghostpoet - Shedding Skin

Ghostpoet - Shedding Skin

Ghostpoet es el obligado artista hip-hop de este año para probar que si bien los Británicos no tuvieron nada que ver con la creación de este estilo musical, si tienen algunos discípulos como Obaro Ejimiwe que con su so delivery sobrio y ronco fácilmente se le equipara a sus contrapartes norteamericanas (aunque no hay forma que alguien le gané a Kendrick Lamar como el mejor álbum hip-hop del año). Además, esta seguramente es una de las mejores portadas que he visto este año (obviando a Lamar, claro esta).



Jamie XX - In Colour

Jamie xx - In Colour

Desde antes de revisar minuciosamente la lista de nominados y saber que Jamie XX lidera en las casas de apuestas, imaginé que el debut solista del miembro de los queridos y ganadores del Premio Mercury en 2010 The XX era uno de los más fuertes candidatos. In Colour, como su nombre proclama, es más colorido en el sentido que lleva el sonido minimalista característico de la banda a la pista de baile. La misma Romy de The XX aparece en dos tracks del álbum.



Roisin Murphy - Hairless Toys

Róisín Murphy - Hairless Toys

La artista irlandesa regresa con su sugestivo tercer álbum tras 8 años de ausencia. Hairless Toys es sin duda, junto con Syro, una de las elecciones más "left field" de un premio que se supone se sitúa a la izquierda de los BRIT Awards. Con esto quiero decir que el álbum es difícil de digerir pues Murphy pasó del dance pop que grababa con Moloko a algo que solamente se puede catalogar como "Art Pop".



Slaves - Are You Satisfied

Slaves - Are You Satisfied?

Slaves viene a llenar otro espacio que parece infaltable en cada entrega del Mercury Prize, la banda de Garage Rock que salvará al género de su desvanecimiento en el olvido. Seguramente más de alguno de los jueces se quedó con las ganas de darle el premio a Royal Blood el año pasado; ambas, bandas que manejan bien su sonido, pero que no aportan nada nuevo al género que los medios argumentan van a salvar.



SOAK. - Before We Forgot How to Dream

SOAK. - Before We Forgot How to Dream

Con tan solo 19 años, Bridie Mons-Watson AKA SOAK., es la persona más joven en esta lista de nominados, y aunque tiene una larga carrera por delante, si alguien puede sorprender la noche de mañana es esta chica, que con su imagen andrógina y sonido "twee cute" nos ha regalado un álbum muy del agrado de los eternos perdedores. Aún así, vale recordarse que Richard Hawley aun no ha recibido su propio Mercury Prize.



Wolf Alice - My Love Is Cool

Wolf Alice - My Love Is Cool

Otro álbum debut, My Love Is Cool es probablemente el sonido más convencionalmente "Indie Pop/Rock", con una voz femenina que recuerda a bandas como Metric o incluso The Ting Tings. Extrañamente, por un lado no me parece digno de estar acá (más al haber dejado otros álbums por fuera, pero para eso vease abajo), pero por el otro, creo que es el único álbum que no he escuchado aun que me aventuraré a descargar.



Los que quedaron por fuera

Y con eso terminamos con los 12 nominados para este año, 5 de los cuales nunca he escuchado completos (a ver si pueden adivinar cuales). Si me preguntan (y no leyeron cuidadosamente), creo que In Colour de Jamie XX se llevará el premio dado que todos, incluyendo el jurado parecen amar a The XX, y parecen haber quedado insatisfechos con el sophomore record de la banda Coexist. He estado escuchando In Colour todo este día y de verdad que tiene ideas interesantes y además es un buen disco para manejar.

Y como nunca se puede quedar bien con todos, queda por mencionar los trabajos que más han molestado por haber sido obviados. Blur, una de las bandas más importantes de los últimos 30 años en Inglaterra regresó este año con The Magic Whip y no fueron considerados, así también sucedió con New Order y su Music Complete, álbums que si bien no están a la altura de los mejores de sus respectivas bandas, son lo suficientemente competentes como para haber sido considerados. Ya más personalmente, me hubiese gustado ver a Richard Hawley con su Hollow Meadows, Chasing Yesterday del ex-Oasis Noel Gallagher's High Flying Birds, el álbum que ha sido mi más grata sorpresa este año (probablemente porque no esperaba nada de él) y uno con el que coincido con los críticos y que muy pronto estaré reseñando, Everything Everything y su excelente Get to Heaven.

Quédense sintonizados a nuestra página de Facebook e Instagram pues seguramente mañana estaremos informando sobre el ganador en cuanto este se dé a conocer.

martes, 17 de noviembre de 2015

Especial:Programa del Miércoles: David Bowie o La Fuerza del Sino



El primer encuentro que tuve con David Bowie fue cuando tenia 12 años y esperaba un miércoles por la noche, que pasaran Noches de Climax en el Cinemax, lastimosamente para mi pobre mente puberta no pasaron nada de porno softcore pero si pasaron mi primera introducción al mundo del glam rock e indirectamente al mundo de David Bowie, esa noche vi la película Velvet Goldmine.
La película se trataba sobre un reportero llamado Arthur Stuart (interpretado por un muy joven Christian Bale) que le asignan averiguar que fue lo que sucedió con el rockero glam Brian Slade (Jonathan Rhys Meyers), que desapareció después de un concierto donde finge su asesinato. Dentro de la película Slade es el líder de un grupo llamada Venus in Furs y ha creado una personaje llamado Maxwell Demon, asimismo entabla una amistad con un rockero norteamericano llamado Curt Wild (Ewan McGregor). Mi pequeña mente juvenil no entendía estos conceptos que se me estaban presentando enmarcados con el sonido de guitarras estramboticas y ruidosas, disfraces estrafalarios y conceptos complejos que incluían a Oscar Wilde. Todo esto sucedió mucho antes del adviento del internet y wikipedia, así que para mi esa película era pura ficción, nada apegada a la realidad.


Años después de ver Velvet Goldmine, con la película y la música habiendo hecho una impresión en mi pero sin haber descubierto lo que yacía en la profundidad, me tropecé con un musical! Si un musical señoras y señores! Que musical posiblemente pudiera tener los mismos conceptos musicales que Velvet Goldmine? Tommy? No, no, que cliché! Rocky Horror Picture Show? Pudo haber sido fácilmente esta pero no. Entonces nos rendimos Tato, que musical pudo haber sido? Calma exasperado lector ahorita mismo les cuento, pero esten advertidos que se trata de algo un poco absurdo.

El musical se trata de Hedwig and the Angry Inch, que trata sobre un/a joven transexual de la antigua Alemania del Este, que se enamora de un militar gringo y se muda hacia los Estados Unidos, pero no sin antes descubrir de las mieles del rock and roll (les dije que era un poco absurda). Con una solida dieta de Velvet Underground, Lou Reed, David Bowie, T. Rex, entro otros artistas, Hedwig compone sus propias canciones de glam rock sobre su experiencia desde Alemania hasta USA, tratando de construir un puente entre la pared que la divide. Ahora bien lo que hace que esta producción destelle son las canciones que se compusieron para esta película, con melodías pegajosas pero con carácter punk y letras melancólicas sobre lo que es vivir en un pueblo y sentirse alienado, el soundtrack es un verdadero regalo de Dios para los humanos. Tan bien fue recibida este set de canciones que se realizo un disco tributo, Wig in a Box, con covers de artistas de la talla de Frank Black, Sleater Kinney, Bob Mould, Yo La Tengo, entre otros.




Ahora bien, aun no captaba que estas películas eran una carta de amor a David Bowie, ya que no había escuchado una canción de el o capaz lo había sin saber de quien eran originalmente (te estoy viendo a ti The Man Who Sold The World). Hasta que por fin un rayo de luz se aposento sobre mi, querido lector, en una noche de frenesí juvenil (existen otro tipo de noches) alguien puso un video que dividió mi mente en dos pero que unifico las dos película  antes mencionadas. En la pantalla se proyectaba un tipo mas payulo que La Llorona, con un pelo rojo como el fuego, que observaba directamente a la cámara con ojos dispares, uno mas grande que otro, vestido como el primo dandy del Guason y luego abrió su boca. Fue en ese momento cuando entendí que esto era lo que aquellas películas querían ser, que a esto quería llegar Jonathan Rhys Meyers cuando cantaba en su persona de Maxwell Demon, a esto aspiraban Stephen Trask y Bob Mould al escribir el soundtrack para Hedwig. Todos querían ser Bowie, pero Bowie siempre quiso ser alguien mas.


Tato



domingo, 15 de noviembre de 2015

Ir al concierto de Therion o quedarse escuchando A la izquierda del dial??



Hace ya unos meses, quiza un año, que la compañía Live Rock Productions preguntó en su página de Facebook a quién prefería el público que trajesen a nuestro país: Obús, Tierra Santa o Mago de Oz. No tardo en hacerse sentir el malestar de los seguidores de la página, quienes declaraban ya estar aburridos de que se trajeran el mismo tipo de bandas, por no decir "las mismas bandas". Un malestar que se ha visto atizado por el hecho de que países vecinos como Costa Rica, El Salvador o Guatemala, han traído artistas del calibre de Megadeth, Helloween, Opeth o Iron Maiden, mientras que a nosotros nos han rellenado de bandas tributo (que encima cobran como si fueran los originales) y bandas españolas en el ocaso de sus carreras.

Asumo que la reacción negativa en las redes sociales provocó que Live Rock Productions cambiase de estrategia, pues no se volvió a escuchar de esas propuestas, y comenzó a sonar que traerían una banda de otros lares. La expectativa que se pudo haber creado entre aquellos que esperaban un estandarte de la música moderna como Metallica o AC/DC probablemente se decepcionaron al saber que los elegidos eran la banda sueca de rock sinfónico Therion; pero tampoco me resulta difícil imaginar como más de algún metalero asintió su cabeza en aprobación.

Therion viene siendo el hijo de Christofer Johnsson, el líder y único miembro permanente de una banda que se formó en 1987 y que vivió varios años de transformación hasta finalmente encontrar su nicho dentro del metal sinfónico. Originalmente llamados Megatherion, en honor a Aleister Crowley quien tan famosamente utilizó ese nombre que se viene traduciendo a "la gran bestia", y a un álbum de la banda suiza de metal extremo Celtic Frost ("To Mega Therion"). Quienes conozcan a Therion por su trabajo más prominente de mediados de los 90s en adelante, probablemente se sorprendan de saber que la banda tuvo sus orígenes tocando metal más pesado, más rápido, con vocales inentendibles y sin los complejos arreglos de sus posterior etapa.

A principios de los 90s, ya con un contrato discográfico, la banda se transformó del rudimentario sonido original a un Doom Metal que incorporaba elementos de jazz y cánticos religiosos, pero sería hasta 1996 con el álbum Theli, que la banda terminaría su transición hacia el metal sinfónico mediante la adición de distintas voces, arreglos corales y en fin, todos los excesos por los que unos aman y otros miran de menos a este género. Theli es un disco interesante, considerado por los fanáticos como el mejor trabajo de la banda, y que además es un disco que logra acoplar de forma adecuada los teclados al metal, aunque por ratos casi se convierta en un cover de "Mamma Mia"; y ya que tanto ABBA como Therion provienen del mismo país escandinavo resulta difícil pensar en una coincidencia (en un disco posterior aparecería un verdadero cover de ABBA).


A partir de entonces, la banda encontró su camino y un público dispuesto a seguirlos. Desde entonces se han dedicado a presentar distintas variaciones de ese sonido, con la ventaja, diría yo, de poseer una puerta giratoria de miembros musicales, atreviéndose con el pasar de los años a buscar proyectos más pretenciosos que los alejaban de Venom y los acercaban a compositores clásicos como Richard Wagner. El trabajo más reciente de la banda se titula Les Fleurs du Mal, como el libro de Charles Baudelaire, el poeta maldito, y está cantado completamente en francés. Además, desde el año pasado que Johnsson juega con la idea de realizar una ópera de rock que se supone verá la luz este próximo 2016.


En fin, yo realmente no soy un aficionado de Therion, pues únicamente comencé a escucharlos cuando me enteré de su venida, e intensifiqué ese menú musical en los días anteriores a está entry, pero debo de resaltar el valor musical que posee la música de esta banda. Los fanáticos no han de necesitar que los aliente a ir al concierto, los que como su servidor conocen poco al respecto de esta banda (o el género musical en sí), los invito a que escuchen sus trabajos más agasajados: Theli, Vovin y Secret of the Runes y luego determinen si quieren ir o no. Finalmente, si no se sienten con el tiempo para esto, pero les gusta el metal y/o la música clásica y tienen rigio ya que el último artista relativamente decente en venir a Honduras fue quiza Molotov el año pasado, entonces aventurense a asistir.

La elección de Therion como banda estandarte de la nueva propuesta de Live Rock Productions deja otro sinfín de asuntos por discutir, ya que hasta el miércoles sabremos a ciencia cierta la capacidad de convocatoria de esta banda, algo que no pondríamos en duda de estar hablando de un artista con un público más amplio. Además debemos considerar que Therion, con su presentación de esta semana, ya sumará cuatro apariciones en el vecino país de El Salvador, por lo que resulta difícil pensar en un verdadero fan hondureño que no los haya visto anteriormente. Finalmente, la traída de una banda de renombre va a estar difícil mientras el país siga careciendo de una venue decente para los conciertos, con calidad de sonido y con la suficiente capacidad de público como para aminorar costos. A mi parecer ese es un paso que las productoras debieron haber solucionado hace muchos años, pero que no se ha concretizado en nada. Si algo es cierto, es que los amantes de la música nunca dejaremos de soñar con que algún día podamos tener con mayor frecuencia artistas de calidad.

-Diego

Reseña: Joanna Newsom - Divers

Joanna Newsom o el Prog Femenino




         Con este disco inauguramos la sección de reseñas de nuestro blog y sin adelantar mucho, ¡que discazo! Difícil encontrar una elección mejor, en verdad uno de los mejores discos del año, pero bueno, sigamos con la reseña, la cual esperamos sea de su agrado:

La humanidad lleva ya bastante tiempo esperando el amanecer de una nueva era de paz y prosperidad, la cual se supone comenzará una vez todos seamos gobernados por mujeres. Las mujeres, se dice, con sus niveles constitutivamente más altos de compasión y empatía, nos sacarán del atolladero financista y guerrerista en el que nos tienen atascados los hombres, instaurarán efectivas políticas de redistribución de riqueza y en fin transmitirán su buena vibra de mamás a las sociedades que las elijan.
                
              En parte, yo comparto esta esperanza, aunque muchos de los liderazgos femeninos más famosos han dejado un amargo sabor de boca. Por cada Rigoberta Menchú tenemos una Margaret Thatcher, por cada Michelle Bachelet, una Angela Merkel. La razón principal por la que persiste esta esperanza en mi es por ver lo que artistas femeninas de la talla de Joanna Newsom han logrado a lo largo de los años, una especie de alquimia musical inalcanzable para prácticamente cualquier músico con un cromosoma Y que demuestra que las mujeres pueden hacer cosas impensables para los hombres y esto es: hacer del rock progresivo algo “cool”.

“Pero Víctor,” dirán queridos y completamente hipotéticos lectores, “¡Joanna Newsom no es rock progresivo! La acaba de buscar en ProgArchives y solo aparece gente en los foros de dicha página peleando amargamente por su inclusión”. A lo cual respondo enumerando algunas características de su arte y personalidad:

*Canciones con múltiples y complejas secciones (es decir, para tocarlas se necesita de partitura)

*Ella es una instrumentalista clásicamente entrenada, virtuosa en la ejecución instrumental de aproximadamente 500 instrumentos, pero principalmente del arpa (el arpa, dios mío, con esto debería de bastar)

*Teclados, teclados, teclados (solo King Crimson se da el lujo de llamarse progresivo sin usar teclados)

* Pinta y voz de elfa de Rivendell (aún así es más grave que la de muchos roqueros progresivos)

*Lírica sobre mitología, historia y a veces hasta ciencia ficción y fantasía

*Un airecito medieval en sus composiciones, a lo cual probablemente contribuye el hecho de que su instrumento principal es UN ARPA.

                
             
                Joanna Newsom de esta forma logra integrar un fino linaje de compositoras rock anglo que han logrado sintetizar aspectos del rock progresivo (musicalidad digna de un conservatorio, influencias del jazz y la música clásica, complejidad) con sensibilidades artísticas femeninas, de esta forma neutralizando lo ñoño con lo que ese cromosoma Y tiende a manchar al rock progresivo; para mí este selecto eje es compuesto por Joni Mitchell, Kate Bush y Fiona Apple, con la artista de la cual hablamos actualmente siendo la (hasta el momento) última pero no por eso menos digna adición al club. ¿Siguen sin convencerse y quieren más evidencia? Bueno, la Joanna se toma cada vez más y más entre discos por lo elaborados que son estos, tardando 5 años entre su último y este que nos ocupa actualmente y 4 años entre su penúltimo y su obra maestra progresiva, “Ys”; todo esto al más puro estilo de luminarias del rock progresivo como Tool y Thinking Plague, con la salvedad de que su último disco no es decepcionante, todo lo contrario.
                
                Este se llama “Divers” y encuentra a Joanna tomando el próximo paso en su proceso de maduración artística. Aunque la música siempre conserva esa complejidad que la caracteriza y que hace que esta se asemeje más a una fuga de Bach que a cualquier otra cosa en el mundo del rock, esta Joanna no es la misma que junto a Devendra Banhart y Animal Collective lideró el "freak folk" de los 00's y nos ofrecía fábulas épicas nasales sobre “el Mono y el Oso” tocadas al arpa con duraciones maratónicas. Las canciones usualmente no pasan de los 5 minutos. Ahora los arreglos se basan la mayoría de las veces en una línea melódica en el piano (instrumento que comenzó a implementar Joanna en su disco anterior “Have One On Me”) alrededor del cual se urden harmonías y contrapuntos proporcionadas por todo instrumento que se les ocurra, desde guitarra eléctrica, acordión y el infaltable arpa hasta cuerdas proporcionadas por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Praga y un ejército de teclados (clave, mellotrón, órganos) ejecutados magistralmente por Joanna. Ocasionalmente encontramos leves pero excelentes matices electrónicos proporcionados por sintetizadores Moog, pero la impresión general es de una producción orgánica, acústica.
                
                Esta sensación sirve de grandioso complemento, no solo porque nos trae gratos recuerdos de Joni Mitchell en su era “For the Roses” o de la Kate Bush primeriza si no que va de mano con la lírica. En canciones que juegan con los distintos y extemporáneos géneros que maneja esta cantautora magistral  (“Goose Eggs” es country, “Sapokanikan” puro pop de piano 70s al más puro estilo Kate Bush, “You Will Not Take My Heart Alive” saca esa influencia clásica barroca siempre latente al frente) encontramos a una Joanna que pondera el papel que juega el tiempo en la historia humana. “Sapokanikan” el primer sencillo del álbum, nos muestra un denso entramado de referencias históricas y literarias (desde la poesía de Shelley hasta la historia de los pueblos aborígenes del estado de Nueva York ) que giran alrededor de la transitoriedad de la existencia humana. “Waltz of the 101st Lightborne” nos trae una viñeta de un mundo donde ejércitos futuristas con la capacidad de viajar por el tiempo hacen una melcocha del pasado, presente y futuro.
            

                En resumidas cuentas, si buscan una obra de arte musical elaborada tanto musicalmente como líricamente que seguramente seguirán desempacando con cada escucha sucesiva y un excelente punto de entrada al mundo de Joanna Newsom, no hay opción que supere a “Divers”. De más queda decir que no me sorprendería si este disco precipita la llegada de la Era de la Mujer, donde las mujeres lideran a la humanidad hacia una era dorada, llena de música vergona para rematar, así de bueno es.

PD: Si ocupan otra prueba de lo “prog” que es su música, solo tomen en cuenta que la última palabra cantada en el disco es “trans” y la primera, “sending”, al más puro estilo Pink Floyd.




-Víctor




martes, 10 de noviembre de 2015

¡Hello There Ladies and Gentlemen!


   


   

      Les damos la bienvenida al blog de "A la Izquierda del Dial". Nuestra intención al abrir un blog es crear un espacio donde podamos compartir noticias, opiniones, impresiones, discusiones etc. sobre nuestra pasión, la música. En fin, un foro para todos nosotros los melómanos. Poblaremos este medio de reseñas, ensayos, listas, retrospectivas y similares, incluso esperamos que nos ayude a comunicarnos con ustedes nuestros escuchas, melómanos igual que nosotros. ¡Esperamos sea de su agrado!

- Diego, Tato y Víctor